Carne de cerdo en la dieta infantil
Inmersos en plena vuelta al cole, a parte de volver a organizarse para establecer una nueva rutina, vuelve la eterna pregunta…
¿Qué hago de comida, de almuerzo o cena? Aquí la carne de porcino será tu gran aliada.
Descubre los beneficios de la carne de cerdo en la dieta infantil.
Ana Diéz nuestra nutricionista de cabecera, nos cuenta las ventajas y los aportes nutricionales de la carne de cerdo en la dieta infantil.
Como bien sabemos, la etapa infantil se caracteriza, desde el punto vista fisiológico, por ser el momento de la vida con un mayor crecimiento y desarrollo corporal.
Además, coincide también con la época en la que mayor intensidad y cantidad de ejercicio físico se realiza.
Todo esto requiere un incremento de las necesidades nutritivas y energéticas. Para poder cubrir estas necesidades es importante mantener una estrecha vigilancia de la alimentación.
Si a lo largo de la vida se considera que una alimentación sana es aquella que es variada y equilibrada, en esta época, esto adquiere una especial relevancia.
En el concepto de alimentación sana y equilibrada, se incluyen todos los nutrientes presentes en los alimentos. Hay que incluirlos todos, pero no todos en la misma proporción ni en grandes cantidades, sino en las adecuadas para cada etapa de la vida y situación del individuo.
Para el crecimiento corporal, son necesarias, principalmente, las proteínas, como las que están presentes en la carne de cerdo. Son proteínas de alto valor biológico, es decir, que contienen todos los aminoácidos (unidades formadoras de las proteínas) necesarios para la estructura del organismo.
Junto con las proteínas, no hay que olvidar las vitaminas, como la vitamina B, abundante en este tipo de alimentos, y que participa en el metabolismo energético y facilita un correcto funcionamiento del sistema nervioso.
La carne de cerdo contiene también vitamina D, implicada directamente en la absorción del calcio imprescindible para la estructura ósea. No hay que olvidarse de minerales como el zinc, el fósforo y el hierro. Todos estos nutrientes facilitan el crecimiento corporal del niño, adolescente y joven.
El inconveniente que, en ocasiones, algunas personas ponen al consumo de cerdo, es la creencia de que contiene gran cantidad de grasa. En este sentido, hay que decir que las técnicas de crianza del cerdo han variado tanto que han conseguido mejorar notablemente la calidad de su carne.
Además, hay que saber que el 70% de la grasa es subcutánea (en forma de tocino) y fácilmente eliminable del producto y que la carne de cerdo contiene abundante cantidad de fibras blancas, con menor contenido graso y de tejido conectivo.
Por supuesto, siempre es aconsejable escoger las partes del cerdo que menos contenido graso tienen y, en este sentido, destaca el lomo, con menos del 2% de grasa.
Así todo, es necesario tener en cuenta otros aspectos como la forma de cocinarlo. Lo ideal es guisado, a baja temperatura, huyendo de fritos que aumentan el contenido graso.
No olvidemos que también se puede consumir esta carne en forma de embutidos y jamón, generalmente formando parte del almuerzo y la merienda. Y siempre es mejor un bocadillo de jamón sin la grasa o incluso un bocadillo de chorizo que cualquier bollería industrial.
Por último, no cabe duda de que la cantidad de carne que se consuma también influye en el estado de salud final. Lo indicado se sitúa entre 3 y 4 veces a la semana.